El 3 de diciembre de 1894 murió Robert Louis Stevenson. Hijo de un ingeniero acomodado, empezó estudiando leyes y lo dejó todo a los 23 años para dedicarse de lleno a la escritura, y no se equivocó en absoluto. A este escritor escocés, sus viajes y experiencias reales le sirvieron como base para la mayoría de sus obras.
Los títulos más conocidos y leídos son los destinados al público juvenil como El extraño caso del doctor Jekill y míster Hyde, La flecha negra y sobre todo La isla del tesoro. Este último libro es el más apreciado por la presencia de piratas, batallas, tesoros, rebeliones, traiciones, venganzas y aventuras. El objetivo del autor fue mostrar a la juventud el buen camino a elegir durante una edad tan difícil como es la adolescencia y lo consiguió con creces. Seguramente, el escritor no lo tuvo difícil porque él también tuvo que luchar contra la tradición familiar que insistía en que se formase para ser ingeniero de faros. Su pasión por la escritura fue más fuerte y los continuos viajes que realizaba para encontrar un clima apropiado para la tuberculosis que padecía le facilitaron los temas. Fue en uno de esos viajes donde conoció a su mujer Fanny que era de origen norteamericano y que había estado casada anteriormente y tenía dos hijos, uno de los cuales colaboró con Stevenson en la elaboración de varios libros.
Volviendo a una de sus obras clave, La isla del tesoro, este libro tuvo la acogida que le conocemos en la actualidad. En su momento fue publicado por entregas y recibió tantas críticas negativas que Stevenson decidió cambiar de escenario y de tipología de personajes en una nueva obra El extraño caso del doctor Jekill y míster Hyde que ahora sí que le dio para comer.
Uno de los triunfos innegables de La isla del tesoro es que el autor logra una atractiva ambientación en una historia protagonizada por un joven posadero llamado Jim que se ve obligado a acompañar un grupo en una peligrosa aventura. Esta aventura es necesaria para su maduración porque no es más que un viaje iniciático que le dará la oportunidad de crecer y también de conocer de primera mano las diferentes manifestaciones del alma humana. Convencido que la frontera entre el bien y el mal es muy frágil y a veces difícil de distinguir, Stevenson nos muestra que los buenos no son tan buenos ni los malos tan malos porque seduce más la oscuridad que la promesa de la paz interior. Los personajes principales del libro representan rasgos de personalidades muy diferente para Jim pueda escoger:
- La debilidad de carácter del señor Bones y del juez lord Trelawney.
- La frialdad e indiferencia del doctor Livesey.
- La honestidad del Capitán Smollett.
- El loco abandonado en la isla, Ben Gunn.
- La fuerza, el valor y seguridad en sí mismo del terrible John Silver «El Largo».
No es difícil adivinar que Jim se sentirá atraído por John Silver y que la aventura, el viaje, le ha resultado muy provechoso.
Once años después de la publicación de La isla del tesoro, R. L. Stevenson moría en la isla de Samoa donde era muy querido por los nativos que se encargaron de grabar sobre su tumba «Tusitala«, el que cuenta historias, nombre por el que le conocían.
Àngels Sancho Amorós (Quelibroleo)