El verso de un poema -Y qué amor no cambia- retumba obsesivamente en la cabeza de Efisio Marini desde el día en que el comendador Alceste Tramontano, "hombre de honor" temido y reverenciado en Nápoles, le enseña el diario de la joven Restitùta Serràle. Ésta, muerta aparentemente de cólera, servía co...