Los responsables de esta brillante obra son dos prominentes especialistas en la historia de Jack el Destripador. Nos enfrentamos aquí con una de las investigaciones más objetivas, serias y profundas al respecto, y a la cual los lectores de habla hispana tenemos la fortuna de acceder a través de la madrileña ediciones Jaguar. Una gran profusión de excelsas fotografías en blanco y negro y a color engalanan el libro. El mismo cuenta, adicionalmente, con un extenso y prolijo apéndice donde se relacionan la casi integridad de las cartas vinculadas al misterio del Destripador. Aun cuando la mayoría de tales misivas (como bien nos advierten estos expertos) devendrían apócrifas al ser obra de bromistas, chiflados o de periodistas interesados "en mantener en marcha el negocio", no se puede desechar de plano la eventualidad de que entre el fárrago de correspondencia hubiera epístolas que en verdad fueron redactadas por el criminal. Tal cual se preguntan Evans y Skinner: "¿Se detuvo alguna vez la mano sangrienta del verdadero asesino a sostener la pluma mientras su atribulada mente buscaba las palabras con que plasmar sus pensamientos? ¿Era cultivado, inteligente y capaz de escribir algo, alguna de las cartas que hemos visto? ¿Leyó alguna vez las palabras de una carta de "Jack el Destripador" en un periódico?...". Ciertamente, los autores no suministran respuestas a esas interrogantes. Pero tampoco es necesario ello para que los lectores podamos disfrutar a pleno con uno de los más atrapantes textos que se han publicado acerca del legendario homicida múltiple que durante el otoño de 1888 aterrorizó a los victorianos.
hace 1 año