Aunque Franck se ha adaptado más o menos bien a vivir con el clan de Gerardo y Jazmín, está cansado de comer carne cruda e intenta modernizar un poco la vida de su familia adoptiva creando fuego. En sus intentos para conseguirlo, acaba liándola una vez más y provoca un incendio que casi acaba con todo el clan. Franck es expulsado y decide recuperar el respeto de la tribu probando sus cualidades como cazador. En el camino se encuentra con un lindo conejito que, en teoría, debería ser una presa fácil. Pero las cosas no son lo que parecen.