Cosió a su piel de gitano la de rumano ejemplar y la cubrió con el uniforme militar para evitar sospechas; sus ojos, de un azul limpio de gitanería, no iban a delatarle. Pero la realidad y el pasado no entienden de vidas fingidas y no tardaron en avejentar su coartada, en ajar sus manos y su frente...