"Cada hombre lleva en él un jardín ideal. El de Louis-Guillaume Giblet de Montfaury aliaba delicadeza y exuberancia, frescor y negrura. Ese jardín, luminoso y tenebroso, mezclaba el perfume de los recuerdos de infancia con efluvios de mundos lejanos y desconocidos, sus raíces brotarían en los viajes...