Lulu es ya una mujer y camina como una niña. Pisa los charcos, olvida las aceras, vuela raso por encima del sembrado, se adentra en el bosque y se topa con el lobo. Su madre, que salió a dar un paseo un día, le dijo: “Espérame aquí y no te muevas”. Pero no volvió y Lulu no fue obediente...