«Al llegar a la Place du Châtelet insistió en coger el metro. Era hora punta. Estábamos apretujados contra la puerta. En cada parada, los que bajaban nos sacaban a empujones al andén. Luego, volvíamos al vagón con los nuevos viajeros. Ella apoyaba la cabeza contra mi hombro y me dijo sonriendo que &...