Moscú, 1934. El bullicio de manifestantes en favor del régimen soviético llena las calles. En cambio, en los pasillos de la Lubianka, cuartel general de la temible NKVD, reina un silencio roto a golpes por los guardias y a gritos por los detenidos. Allí dentro, el suboficial Volodia Gubin practica u...