Cuando John Cheever murió, dejó tras de sí veintinueve cuadernos de notas que empezó a escribir en los años cuarenta, y continuó durante más de tres decenios. Tal como se revela en este libro, la esencia de Cheever fue, en realidad, un muestrario de ambigüedades. Quería a su familia, pero se sentía...