Madrid, años 50, un sedán se desliza bajo la lluvia en busca de prostitutas para un singular trabajo, un rodaje secreto. Mario conduce y su jefe, Miguel Canales, se divierte con esas sesiones en las que recrea en clave erótica las escenas que la Junta de Censura Cinematográfica acaba de cortar. Hasta que aparece Carla, y con ella la evidencia de que habitan un mundo dominado por la corrupción y la impostura. En el otoño de 2001, Marcos Alvar sigue el rastro de dos amantes que se suicidaron juntos en los inicios de la posguerra, tras un desconcertante descubrimiento en el lugar donde los enterraron, Marcos se lanza a una compleja investigación mientras contempla atónito cómo su propia vida se desmorona sin remedio. Y así, con un doble arranque que rinde homenaje a los clichés de la novela negra, Sesión privada irá desplegando sus numerosas capas hasta mostrar una compacta estructura de muñecas rusas: de los desmanes de la guerra a la desmemoria de nuestro siglo, de las perversiones culturales del franquismo a una crónica actual y descarnada del desamor y la traición.