En este libro singular de Antonio Hernández se anudan tres mitologías. Nueva York (mito y realidad), Federico García Lorca y Luis Rosales toman la palabra para hacer hablar a la conciencia poética, a la conciencia histórica, a la conciencia a secas que tal vez juntas sean la misma. Hernández parte (y toma el título) del último libro imaginado, acaso apenas iniciado, de Luis Rosales, Nueva York después de muerto, e inicia una fascinante aventura en búsqueda de lo que el propio Rosales denominaba la poesía total, es decir, una dicción poética en la que la reflexión, el diálogo, las acotaciones, la información reveladora, el montaje cinematográfico, el lirismo y todo aquello de lo que el pensamiento poético pueda echar mano para enriquecerse, dialogan y componen el poema contemporáneo. La Guerra Civil ?que acabó atrozmente con la vida de Federico y con su posible voz futura, hecho que marcó de forma tan apesadumbrada como políticamente escéptica la vida de Rosales?, atraviesa este libro que, a un tiempo, se enrosca a la totémica ciudad de Nueva York para dar cuenta, conversar y discutir con los mitos y voces de la cultura contemporánea: igualdad y diferencia, la libertad real y su espejismo, los hijos pródigos y los pródigos despreciados, las alturas que hemos pretendido alcanzar y los infiernos a los que nos hemos precipitado. Libro trinitario de afán totalizador, la voz de Antonio Hernández, sin dejar de ser su voz, se metamorfosea sin recato ni prejuicio en otras voces: toma la voz de Rosales, reescribe poemas de Federico, piensa, reflexiona, escribe, sugiere, trae a escena a Hirosima, los belenes de Granada, el Holocausto, el Plan Marshall, Chopin, Buddy Bolden o Proudhon? Definitivamente, el libro más arriesgado, reflexivo, poético y totalizador de Antonio Hernández. La obra de Antonio Hernández ha sido reconocida con un importante número de prestigiosos premios: Premio de la Crítica de Poesía, Premio Andalucía de Novela, Gran Premio del Centenario del Círculo de Bellas Artes, Premios Rafael Alberti, Gil de Biedma, Miguel Hernández o Tiflos de poesía, entre otros. De la misma manera, su temperamento de intelectual comprometido con la cultura de su época le ha llevado a ser jurado permanente de diversos premios tanto de poesía como de narrativa, así como Presidente de Honor de la Asociación Andaluza de Críticos y Escritores y miembro de las directivas de cedro y de la ace. La totalidad de su trayectoria ha sido reconocida con el Premio Andalucía de la Diputación Provincial de Almería, el Premio Ciudadano que otorga la Asociación de Entidades de Radio y Televisión Digital o el Premio Valencia de Literatura de la Diputación Provincial de Valencia. Está traducido, como poeta y como narrador, a veintidós idiomas, entre ellos los cuatro latinos peninsulares "gallego, portugués, catalán y valenciano", francés, italiano, inglés, ruso, serbio, árabe, chino y coreano. Es Hijo Predilecto de su pueblo natal, Arcos de la Frontera.