Todos guardamos un secreto y Raoul Taburin tiene uno inconfesable. Ha aprendido a disimularlo, pero el peso empieza a ser insoportable. Siempre se ha entregado en cuerpo y alma a su gran vocación. Si alguien hay que lo sepa todo de cambios de marchas, calapiés, rodamientos de bolas, piñones, cámaras...