Narciso encarna el rigor idealista, el espíritu ascético, la claridad; Goldmundo es el alma artística y errante atraída por el amor mundano y la pasión de vivir. Su enfrentamiento es una alegoría de los dos componentes básicos de la personalidad.
Creo que leí por primera vez el libro a los 25 años y lo volví a leer a los 50. Me sigue pareciendo muy bueno. Los dilemas que plantea son válidos con independencia de la edad y eso hace que uno se meta a fondo en la lectura.