Extraño estado aquel en que nos sumerge la lectura de Céline. Su verdadero milagro es el efecto de la lectura -fascinante, misterioso, íntimamente nocturno y liberador de una risa sin concesiones pero sin embargo cómplice, más allá de los contenidos de las novelas, del estilo de la escritura, de la biografía del autor o de sus posiciones políticas insostenibles (fascistas y antisemitas). ¿Cómo, dónde, por qué este universo celiniano nos interpela tan vigorosamente casi veinte años después de su muerte, cerca de medio siglo después de la publicación del Viaje al fin de la noche? J. K.