Otro con el que me tocó llorar. El dolor de los niños suele traspasar rápidamente los poros de las pieles más curtidas. Y Zezé es un diablillo de cinco años, con una capacidad de fantasear inmensa, con una inteligencia que le permitió aprender a leer solo, con unas ganas tremendas de ser querido... y que descubre el auténtico dolor, el del alma, demasiado pronto. Vasconcelos recrea su infancia con una ternura inmensa hacia el niño que fue y el cariño que despertó en él alguien que pasó por su vida y desapareció sin poder despedirse. Grande en su sensillez.
hace 12 años