En un momento dado de su vida, Henri Nouwen, inmerso en su intensa actividad como profesor de universidad, sacerdote, conferenciante y escritor de espiritualidad, se cuestionó seriamente sobre su vida, su oración y su relación con Dios. Por ello decidió pasar una temporada alejado de su trabajo habitual viviendo en la abadía trapense de Genesee, donde participó de la vida de los monjes, compartiendo con ellos la rutina diaria del trabajo y la oración. Su experiencia quedó grabada en este diario.