La ruta Joyce es un cuaderno de viaje, el recorrido por las ciudades que visitó Alfonso Zapico tras los pasos de James Joyce en su arduo proceso de documentación e investigación, que permitiría la realización de la novela gráfica Dublinés, así como por otras urbes que visitó el dibujante asturiano y que fueron decisivas en el proceso de creación de la obra sobre el genial escritor irlandés. Así, asistimos a las más diversas peripecias que le llevaron a Zapico por Dublín, Trieste, París y Zúrich –las cuatro ciudades más importantes en la vida de Joyce–. En esas cuatro etapas de la ruta tras los pasos del escritor del Ulises se intercalan otros tantos episodios “más cortos, pero importantes en la estructura y la gestación del proyecto”, precisa Alfonso Zapico, que le llevan a la localidad francesa de Angoulême, donde se realizó buena parte de la novela gráfica. La ruta Joyce presenta un tono desenfadado y fluido, salpicado con gran cantidad de anécdotas curiosas e incluso inesperadas: “En el pub donde van los profesores del Instituto Cervantes de Dublín nos encontramos tomando pintas como si nada a Enda Kenny, el primer ministro de la República”, apunta Zapico. O bien, al volver a la localidad francesa de Angoulême de un viaje a Trieste, cuando se encuentra una carta de David Norris, “el senador joyceano al que le había enviado un ejemplar, donde me decía que estaba inmerso en la campaña electoral en la que se presentaba a presidente de la República, pero que se quería leer el álbum y contarme cosas... ¡Todo muy joyceano!”, apostilla divertido.