Clarice Lispector escribió La mujer que mató a los peces para explicar a su hijo Paulo algo que sucedió sin querer y que tiene que ver con dos pececitos rojos que él le había encargado que cuidara mientras se iba de viaje. Con una exquisita mezcla de humor e ironía, la autora narra aventuras sorprendentes y cotidianas con lagartijas, gatos, perros, conejos, micos, patos y periquitos. Además habla de sentimientos complejos y habituales que raras veces se abordan en los cuentos.