Se puede leer y si puede no leer, aporta más bien poco, no es digno del premio que ostenta

El resumen de la contraportada te invita a leer un libro cuya historia comienza a atraparte, pero que después se va desinflando como un globo a medida que pasas las páginas. Fácil de leer y con un estilo irónico muy personal.

La historia la cuenta Samuel, el protagonista, que una madrugada recibe una llamada en la que le comunican que Clara ha muerto. Él no conoce a ninguna Clara, pero en lugar de aclarar el malentendido se enreda en una intrincada trama en la que ella acabará situándose en el centro de su vida. A través de su hermana primero y de otros personajes después, intentará descubrir quién era, e incluso inventará su parte en la relación. La novela transcurre en Madrid, donde desde la terraza de su piso Samuel observa el mundo, y a través de sus pensamientos el autor toca temas como la crisis económica, la llegada de la madurez o las relaciones amorosas. El título me parece muy adecuado para la historia, original aunque un tanto extraña e inverosímil en ocasiones. Para mí le ha faltado algo, no me ha terminado de convencer; en cambio me ha gustado mucho como escribe el autor.

Un planteamiento muy atractivo que se va desvaneciendo en el transcurso de la novela. Se notan en el escritor magníficas cualidades de observador y por eso los personajes resultan muy atractivos, y a través de ellos se va haciendo una reflexión sobre diversos asuntos existenciales: la propia identidad, el dolor, las relaciones personales y familiares, la mentira...; y con menos intensidad sobre otros propios de nuestra época: la crisis de la economía, las relaciones laborales...

Al final le doy un 3 porque el protagonista se redime un poco. El argumento y la forma de contarlo es muy original, pero profundiza poco en los dos temas que trata, el amor y la crisis, y se queda un poco a medias. El protagonista no se sabe muy bien si va o si viene. Tiene actitudes un tanto contradictorias. Un libro más.