¿Cómo describir lo que acabo de leer? Fascinante, traumático, impactante, doloroso, terrible, impresionante. Rin nuestra protagonista en apariencia, porque en el fondo la verdadera protagonista es la historia que se cuenta, es una chica que, al querer huir de la pobreza y un matrimonio arreglado, hace lo imposible, entrar a la mejor academia militar, donde, nosotros como lectores vamos a tener un respiro de lo que se vendrá en este libro, hay competencia, hay crecimiento personal en Rin, pero también la lucha de ella contra el sistema es ahí donde ella se encuentra con el que será su destino. En esta historia donde se entremezcla un poco la magia presentada a través de chamanes que logran conectar con dioses implacables, tenemos a Rin, que conocerá a su Dios quien puede otorgarle un gran poder, pero, todo poder conlleva una responsabilidad, pero también grandes pérdidas. A través de todo esto nos adentramos a la historia de una guerra, cruel, dura, sanguinaria, inhumana, como lo son todas las guerras. Kuang no se corta un milímetro a la hora de desarrollar esta historia, no tiene ninguna piedad ni por sus personajes ni por nosotros los lectores, aquí no hay nada romántico, agradable o esperanzador, es la lucha de Rin contra ella misma, su dogma, su ética personal pero también su desengaño ante tanta maldad y tanta crueldad y que inevitablemente la lleva al odio y la venganza. Ha sido un camino de lectura gratificante en muchas maneras, pero al mismo tiempo desesperanzador, triste, abrumador. Es un camino contradictorio porque resulta en una lectura altamente placentera mientras que lees tanta miseria. El estilo narrativo de Kuang es quirúrgico, maravilloso, espectacular, me he leído más de seiscientas páginas en dos días, por muy duro que ha sido leer este libro, ha sido imposible soltarlo, mi mente no podía parar de filosofar, buscar respuestas, el nivel al que esta escritora ha llevado mi mente es impresionante, ha jugado conmigo, haciéndome sentir ternura, enojo, frustración, comprensión, ver el nivel del dogma planteado y dándole la vuelta cuando me he dado cuenta que no se trata de dogma si no de sentimientos y de contradicciones. La inevitabilidad de lo que debía suceder al final del libro me dejo casi sin respiración, porque lo que refleja esa escena al final es precisamente lo que es el ser humano, un ser egoísta y ansioso de poder. Por supuesto no puedo dejar fuera toda la implicación política cuando un pueblo cae en manos de un dictador sin escrúpulos y todos lo son, el poder enferma y saca lo peor de una persona. Este libro es el mejor que me he leído este año y ya tengo los otros dos libros de esta trilogía, seguiré con el segundo, que espero de todo corazón que contenga el mismo nivel que este libro.
hace 2 meses