A partir de 1935, George Herriman añadió una flecha más a su ya rebosante carcaj creativo cuando la página dominical de Krazy Kat, que hasta entonces solo se había publicado en blanco y negro, pasó a publicarse a todo color. Este ´volúmen recopila el primer año y medio de esas cromáticamente brillantes páginas, acompañadas por una cornucopia de rarezas y un ensayo del periodista de Toronto Jeet Heer que es probable que diga la última palabra sobre el ambiguo y muy discutido asunto de la raza de Herriman.