Cuando Mikel Ayestaran decidió convertirse en reportero de guerra, dejando atrás un apacible trabajo de redacción, no tuvo demasiadas dudas sobre hacia dónde iba a dirigir sus pasos. Oriente Medio no es la única zona caliente del planeta, pero, de entre ellas, es la que no falta ningún día en las secciones de internacional de los medios de todo el mundo. Marcada por profundas divisiones étnicas, políticas y religiosas, en la región las potencias mundiales y los regímenes locales dirimen sus diferencias a través de terceros países, y florecen grupos terroristas que han llegado a erigirse en amenaza global, como Al Qaeda o Estado Islámico. Viajero empedernido, en 2004 Ayestaran no dudó en regresar a Bam poco después de su primera visita para cubrir el terremoto que arrasó la ciudad iraní. Pero fue su bautismo de fuego, en la guerra del Líbano de 2006, el que le metió de lleno en la rueda del periodismo de conflictos, que le ha llevado a viajar a Georgia, Irak, Afganistán, Pakistán, Egipto, Túnez, Jordania, Libia, Israel o los territorios palestinos. También, cómo no, a Siria. Tratar de entender y contar lo que allí ocurre se ha convertido en la forma de vida de este periodista desde que llegó a Oriente Medio hace ya una década. Es el propósito que persigue este libro, hecho de pedazos imprescindibles de una vida guiada por la brújula de la actualidad, a través de una región que se desangra como una enorme herida abierta.