El orgullo, pese a que no sirve para nada, crea personajes insólitos. Personajes que solo una mirada como la de Raúl Cimas sabe detectar y retratar, y que bajo su prisma se convierten en desternillantes epítomes de la España de hoy: el ultra futbolero obcecado, el famoso televisivo pasado de vueltas, el obseso por su extraña dieta, el experto en terracitas, las señoras liberadas con el mundo por montera, los que ya lo han vivido todo, los que no tienen que dar explicaciones de nada... Todos brutalmente orgullosos y, de la mano de uno de los grandes del humor español, absolutamente divertidos.