A Toni Zarpas no le gustan los besos, y Mamá Zarpas no lo entiende. Ella lo trata como si fuera un bebé, y Toni no lo soporta, pues él es el gato más travieso de la clase, quien más disfruta con las bromas pesadas, y jamás rechaza una pelea. Pero un día todo cambia y, aunque no habrá besos para mamá, los dos conseguirán algo mucho más importante.