Una segunda parte que conserva todo el ritmo de la primera, con Aria demostrándonos que la guerra no es buena sea quien sea el que la lleva a cabo, porque siempre hay víctimas colaterales. Un interesante estudio de cómo caerían las ciudades americanas bajo el dominio de las élites monetarias a través de procesos muy cercanos a la esclavitud.
Divertida, entretenida y llena de acción, no dejará de mostrarnos zonas grises de la mentalidad moderna. Y, por supuesto, con sorpresas y grandes incógnitas para una posible tercera parte.
Juan Jiménez (Quelibroleo)