Del Candelero (1582) a los Furores (1585), el cruce entre filosofía, literatura y pintura constituye uno de los núcleos del pensamiento de Giordano Bruno (1548-1600). La serie de las siete "obras italianas" se abre con una comedia cuyo protagonista es un pintor-filósofo y se cierra con un diálogo en donde un filósofo-pintor pinta y comenta imágenes. Filosofar (el mito de la caverna) y pintar (el mito de los orígenes de la pintura) son para el Nolano partir de la sombra en el desesperado intento de ir más allá del umbral. A la luz de este tema, documentado con un precioso elenco iconográfico, Nuccio Ordine analiza la génesis y el desarrollo de la obra italiana de Bruno, mostrando la profunda unidad que une la pieza de teatro parisina a los seis diálogos londinenses. Es una obra concebida dentro de un programa en el que el Candelero sirve de obertura para la presentación de una serie de temas que serán desarrollados en los movimientos sucesivos de la "nueva filosofía". En nombre de las infinitas relaciones del hombre con la naturaleza y el saber, Bruno funde cielo y tierra, forma y materia, religión y vida civil, diálogo y representación, lo serio y lo cómico. Y lo hace a sabiendas de que toda transgresión genera una nueva conciencia de sí mismo y del mundo.