José Luís Vázquez dice que ha escrito una novela. A mí no me lo parece. Afirmar que se ha sacado de la manga un nuevo género literario sería, seguramente, exagerado; pero lo cierto es que, al igual que sucede en algunas películas, el autor traspasa la cuarta pared… y luego la quinta… y después la sexta y se te planta ante tus propias narices y te dice “¿Qué hay? Si no andas muy liado y te ape, charlamos un ratito”. Por más que no sea un texto demasiado extenso, no se trata de uno de esos libros de leer de una tirada; porque requiere un cierto esfuerzo, como casi todo lo que merece la pena. De vez en cuando tienes que parar, masticar despacito y digerir lo leído. “El día que mataron a Kjellbron” (joé con el nombrecito), podría ser perfectamente el antónimo de un cómic de superhéroes. No te vas a encontrar ni un Plaf!!, ni un Thonwk!!, ni un Pow!! Al contrario. Si te encuentras algún golpe (y alguno hay, aunque no sea físico), te lo va a mostrar como es, como se debe, con la misma intensidad que los besos, como todo lo demás. Y el argumento quizás sea lo de menos (aunque tiene su punto). En realidad, el libro de José Luís Vázquez es como una sesión hard en el gimnasio del alma. Cuando lo acabes, vas a tener que estirar el pensamiento, consciente de que lo bien que te ha venido el entrenamiento… pero no descartes tampoco que luego tengas agujetas. Ya se sabe que, al final, este tipo de ejercicio siempre te deja huella.
hace 3 meses