Pablo Albo nos hace partícipes de la búsqueda apresurada del cascabel por parte de una gata pillina y tierna, que teme quedarse sin sardinas por culpa de este extravío. Benita vuelve sobre sus pasos y el recorrido permite conocer a otros habitantes de la casa supuestamente inanimados (el sofá, la escoba, la mesa), pero que en este cuento hablan ¡y vaya si lo hacen!, ya que ofrecen información clave para llegar hasta el objeto perdido. Los diálogos de la gata con estos enseres son muy graciosos, porque desprenden inocencia y también cierta empatía con el lector, al abordar situaciones comunes: ¿Qué otra cosa se puede encontrar en un sofá más que alguna moneda o unas migas de pan? Igual de divertida es la manera en que esta astuta y pilla felina recupera el cascabel sumergido en la pecera.