En 1929 Golda Meir y Albert Pharaon eran una mujer y un hombre con mucho futuro por delante. Casada y con hijos, Golda daba pasos de gigante para convertirse en la Pasionaria del sionismo; Albert pertenecía a una gran familia de banqueros árabes, y acababa de dejar a su esposa en Beirut para instala...