Ciertos libros engendran anécdotas curiosas dignas de ser conocidas, y Las lágrimas de Eros, de Georges Bataille, es uno de ellos. Viene además muy a cuento precisamente cuando en Francia acaban de rendir el definitivo homenaje a André Malraux trasladando sus cenizas a La Madeleine, donde yacen las...

Madame Edwarda es la imagen misma de la mujer transgresora, de esa mujer que, proviniendo de lo que concebimos como el Mal, pasa a ser Dios por su omnipotente poder de disponer de su vida, de su sexo y de su muerte. El hombre que la sigue, cautivado, presa de un miedo atávico, encuentra en ella la t...

Entre los autores de obras eróticas, Georges Bataille se define como el más transgresor, el más hondamente subversivo, en cuanto siempre coloca las situaciones en el límite de lo posible, haciéndole vislumbrar al lector el vértigo estremecedor que el desorden del exceso extremo le depara y revelándo...

Los buenos relatos -sostiene Georges Bataille- son aquellos que enfrentan al lector con su destino, le obligan a replantearse su vida y le revelan la verdad múltiple de la existencia, y eso sólo se logra, si el novelista somete al lector a un trance, un éxtasis, y logra llevarlo más allá de los lími...

Los seres que se reproducen, los seres reproducidos, son seres distintos entre sí, separados por un abismo, y constituyen una fascinante discontinuidad. Pero, como individuos que mueren aisladamente en una aventura ininteligible, conservan la nostalgia de la continuidad perdida. La actividad sexual...

"Lo imposible" presenta textos con la intención de pintar la verdad como los relatos ficticios de las novelas; son relatos que alcanzan con claridad lo imposible, se advierte en sus páginas una convulsión que desata el movimiento global de los seres; convulsión que va de la desaparición. su escritur...

Puede decirse sin temor que Historia del ojo es la obra maestra de la literatura erótica. En ella confluyen, por un lado, la mejor prosa en clave surrealista de este gran novelista, ensayista y poeta francés y, por otro, la esencia de su obsesiva preocupación por el sexo, la muerte y la fe -su fe- q...

“No soy un filósofo, dijo Georges Bataille, “sino un santo, tal vez un loco”. Y añade Mario Vargas Llosa en su prólogo: “(Bataille) es demasiado fúnebre, feroz e irreductible a fórmulas simples para ser popular. Resonará todavía, pero ante auditorios de marginales y de inconformes, igual que la voz...