¿Quién no soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el deseo de los animales de este cuento. Tan solo querían probar un pedacito pero, por más que se estiraban, no eran capaces de tocarla. Entonces, la tortuga tuvo una genial idea: “Si te subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna”, le dijo al elefante. Esta es una historia de deseos que parecen –a primera vista- inalcanzables, como la luna, pero que consiguen hacerse realidad gracias a la cooperación. Una ayuda mutua de la que son partícipes los más variados animales: la tortuga, sobre la que se sostendría el mundo, según la mitología; el elefante, la jirafa, la cebra, el león... Hasta que, finalmente, uno de ellos, el más pequeño de todos... Y así, a medio camino entre la fábula y la leyenda, este relato le ofrece al lector una poética moraleja que habla de generosidad, solidaridad y sueños compartidos; con una pizca de humor, la que aporta una luna sonriente, burlona y un poco saltarina. Su lectura está recomendada a partir de 5 años.