Resumen

Ésta es la historia real de unos padres muy singulares, pero también la historia de su hija, la estupenda narradora de unas páginas fascinantes. Al mismo tiempo que, con rigor e inteligencia, nos lleva de la mano por las vidas de su familia —de Rusia y Francia a Estados Unidos—, Francine retrata a la perfección una época mítica e irrepetible. Sus padres son tan exitosos (una diseñadora de sombreros y un director de revistas de moda) como, en ocasiones, egocéntricos; tan seductores como insufribles; pero ella siempre sabe extraer una lección tanto del carácter ajeno como de la vida que le ha tocado vivir: entre el exilio y el glamour, entre el lujo y las pérdidas… Tatiana Yákovleva, la madre de la autora, se convirtió en la musa del famoso poeta Vladímir Maiakovski cuando éste se enamoró de ella. Al poco, renunció a este romance y se casó con un vizconde francés: Bertrand du Plessix, el padre de Francine. Tras su muerte —el avión que pilotaba fue abatido por los nazis—, Tatiana comenzó a vivir con Alexander Liberman, un ambicioso artista hijo de un prominente judío ruso. Un año después de la ocupación de París en la Segunda Guerra Mundial, huyeron a Nueva York con la joven Francine. Allí, los sombreros de Tatiana llegarían a ser también un icono y Alexander, después de dirigir primero Vogue, estaría al frente de todo el imperio de revistas Condé Nast. Extravagantes, brillantes y audaces, los dos eran irresistibles para los amigos que frecuentaban sus fiestas, como su íntima Marlene Dietrich o diseñadores de la talla de Christian Dior e Yves Saint-Laurent. En estas memorias tan novelescas hay mucha verdad, encanto, placer y conocimiento, además de una mirada única sobre algunos de los momentos más relevantes del siglo XX.