Después de la estrujaste lectura de “La peor parte”, de Fernando Savater, me dieron ganas de ponerme frívolo, relajado y superficial leyendo una novela intranscendente, del género de autoficción al cual es tan afecto “El chico terrible” de la tele, el peruano Jaime Bayly. No me odien por leer a Bayly. Sé que los “fifis” literarios lo abominan, pero a mi, siempre me divertido leerlo, y de vez en vez, verlo en el YouTube. Fruto podrido de la clase alta del Perú, hijo de banquero y madre heredera, Bayly ha cimentado su carrera escandalizando a la conservadora y cursi sociedad limeña. Bayly es un exitoso presentador de televisión. Ha triunfado en los canales peruanos, pero también en la televisión hispana que se transmite en los Estados Unidos. A pesar de que la tele le ha dado fama y fortuna, Jaime siempre ha querido ganarse el respeto como escritor, pues siente que no lo ha alcanzado, sensación discutible en mi muy humilde opinión. Bayly tuvo padrino de lujo: su paisano, el Nobel Mario Vargas Llosa, quien fue quien lo presentó a la editorial española Seix Barral, que le publicó sus primeras tres novelas. Su opera prima fue “No se lo digas a nadie”, la primera de sus autoficciones (autobiografía novelada, o parte real, parte ficción), la cual narraba las aventuras de un joven peruano de clase alta que desafiaba a sus congéneres declarándose abiertamente gay. Bayly se tomó tan en serio la carrera como escritor, que a los tres años de publicada su primera novela, fue galardonado con el prestigioso Premio Herralde de Novela 1997 con su cuarta novela, “La noche es virgen”, que de acuerdo a lo que anoté en su páginas el 13 de septiembre de 1998, me encantó. “El niño terrible y la escritora maldita” se publicó en el 2016. Fue otro de libros que me encontré en las mesas de ofertas en el último Festival del Libro que organizó el ayuntamiento de Mazatlán y tiene como portada una atrayente foto de Bayly junto a una niña muy guapa que supones -y supones bien- que es la escritora maldita. El libro da cuenta de la improbable historia del romance de Lucía, la joven -se ve más chiquita en persona y en las fotos- aspirante a escritora con Jaime Baylys (ojo con la s al final), un periodista, presentador de televisión, escritor fracasado, a mediados de los 40´s, divorciado con dos hijas adolescentes, que comparte edificio con ellas y su ex mujer, Casandra, ex esposa y lo que usted guste y mande, pero que aún mantiene un estricto control sobre la vida sentimental y financiera de nuestro protagonista, que para más señas, tiene un novio argentino. Los enredos en que se mete el maduro bisexual son extravagantes, delirantes, divertidos, escandalosos, estúpidos, complejos, pero a la vez, inevitables: “El niño terrible” está total, completa y profundamente enamorado de su “Lolita”, que de manera inexplicable, corresponde de la misma manera al amor apasionado de su viejo rabo verde. El libro se lee fácil. Si lo que quiere es pasar un rato de relax, “El niño terrible y la escritora maldita” lo ayudará a lograrlo. No menosprecie a Bayly. A pesar de que considera que le mayoría lo reconoce como “el charlatán de la televisión”, de que piensa que ha fracasado como escritor y que no tiene más lectores “… porque no los merezco porque no he sido un buen lector.”, sigue publicando y vendiendo sus libros, aunque sea en las mesas de saldos de los festivales libreros playeros. Y además, yo lo sigo leyendo, aunque no le sirva de consuelo.
hace 4 años