No hace mucho que acusé a Ray Bradbury por ser un fatalista, por considerar una sociedad que no solo no leía a Allan Poe, Nietzsche, Shakespeare, sino que además prohibía su lectura, por creer que la tecnología terminaría por reemplazar al ser humano y ocupar todo el espacio moral y humano. Pero es contemplar lo que se le está haciendo a nuestros mayores en esta crisis del Covid-19, y casualmente escuchar por el telediario que una hija ha agredido a su madre por cortarle internet, y es pensar lo atinados que están los planteamientos de este autor. La literatura de esta novela supone lo que un padre puede llegar hacer por sus hijos, lo que supone la búsqueda de la felicidad, y sobre lo que supone no rendirse nunca pese las circunstancias. La mayoría de las historias me han parecido ausentes de significado, y un tanto simples, por eso la nota. No obstante, hay alguna que otra que me ha parecido lo más místico y grandilocuente que he leído nunca. Recomendable.
hace 2 años
1
0