El tiempo y los aliados resultan escasos para afrontar la batalla final. Sin embargo, aún quedan poderes ocultos que, desatados, pueden inclinar la balanza a uno u otro lado. El último reducto de hombre libres necesitará la ayuda de los dragones para hacer frente a las bestias enviadas por Thandor. El príncipe está seguro de su destino: convertirse en el único señor de las Tierras Antiguas, cuyas criaturas tendrán que someterse a los designios del hijo de Zorac.