Lali tiene veinte años y está llena de inseguridades, adora a los niños, es estudiante de magisterio y por las tardes trabaja en una pizzería para costearse los estudios. Tiene poca autoestima y le cuesta relacionarse con los demás. Crece al lado de su madre soltera pasando bastantes estrecheces y al margen de cualquier creencia religiosa pero durante el periodo de prácticas la envían a un colegio de monjas, justo lo último que hubiera deseado. Allí tendrá que disimular su desconcierto y su desacuerdo y se involucrará en su tarea docente. Lali nos habla de su vida, sus amores, sus amistades, sus temores y frustraciones pero donde brilla es cuando habla de los niños. La novela tiene dos aspectos que me han llamado la atención por ser tan diferentes y ser tratados de una forma tan distinta, Lali es escatológica, incluso desagradable cuando se refiere a sus gustos y vivencias sexuales y toda sensibilidad, delicadeza y ternura cuando se refiere a los niños. Sin duda, la parte más interesante, fresca y bonita de esta novela es la que se refiere a la vocación profesional de la protagonista, hay mucha pasión y autenticidad en ella.
hace 2 años