En un espacio de mitos letrados que tratan de fundar valores absolutos, los cómics son páginas contradictorias de héroes frágiles que no aspiran a llenar las estanterías de las bibliotecas ni pasar a los anales de la historia, aunque estén impresos en el mismo papel que los libros y los periódicos. Este libro propone una interpretación de los cómics como factor cultural capaz de representar la modernidad masiva y popular del siglo XX. Para ello, describe, con varios ejemplos, el espacio de la cultura de masas en el que se forjaron los cómics y cómo la literatura, ya en siglo XIX, presintió ese nuevo pulso masivo cultural de la modernidad, y demuestra cómo algunos de los cómics españoles, cubanos, mexicanos y argentinos que surgieron entre los años 40 y 60 fueron un artefacto cultural de la modernidad que establecieron espacios de resistencia intelectual dentro de la sociedad.