Lo bueno: El arte de Takeshi Obata me encanta. En un género donde es difícil distinguir entre estilos y el diseño de todos los personajes protagónicos se difumina en borrón de clichés, Obata logra plasmar en Death Note una personalidad única a través de su pluma. Lo malo: El guión de Tsugumi Ohba es a la vez el escudo y el talón de Aquiles de este manga. En ocasiones brilla con diálogos mordaces y puntos de giro en la trama que se sienten ganados. Por otro lado, los saltos en las deducciones de los protagonistas, y una que otra pistola de Chekhov introducida tan tarde que bien podría pasar por deus ex machina, lastiman una trama casi impecable. ¡Ah! Y el jefe de la policía (el papá de Light), solo parece estar en la historia para sorprenderse con las acusaciones de L. Lo cierto: Death Note, en este segundo volumen, pierde un poco el ritmo que tenía al comienzo, sin embargo, una vez que entra en escena el personaje Misa Amane, el cauce de la historia retoma su curso con fuerza. Veredicto… ¡Recomendado!
hace 7 años