Resumen

Calle del doctor Villaciegos, 13, barrio de Tetuán, Madrid. Aquí comienza el periplo del autor, concretamente, en la casa de don Leches, la cutre personificación del mismísimo Demonio. A través de personajes tan perversos como el propio don Leches y sus pendencieras mascotas, el mono Zebedeo y el perro Tarugo, de seres tan estrafalarios como Lourditas, la pianista de cuello giratorio, y de los paseos por una capital donde la realidad y los sueños más grotescos se dan la mano, FRANCISCO NIEVA "atiza", con su original mazo, a culturetas, periodistas carroñeros, mediocres con ínfulas de grandes artistas, políticos o matasanos sin escrúpulos. La novela, absurda en apariencia, no es más que un juego en el que escenas caóticas protagonizadas por gentes destartaladas, nos conducen a situaciones atemporales donde la marginación, la exclusión social y la mentira están a la orden del día. En todas ellas se vislumbra con claridad la crítica más mordaz y más ácida. Si el lector acepta la invitación al juego de Nieva, quizá acabe la novela, si no lo hace, la novela puede acabar matándolo de aburrimiento. "...su fechoría más memorable fue llevar al Monte de Piedad, para empeñarlo, un collar robado. Como es natural, no les hicieron caso, pero quisieron quedarse con el collar ... pero el mono se puso terne y se lo arrebató con el rabo, mientras los distraía con las manos".

1 Críticas de los lectores

6

Parece la crónica de un futuro no lejano y de un presente demasiado repetitivo -Voy a abrir. Ésa debe ser mi vecina, la Destripá. ¡Pobre mujer! Ya la verán ustedes. Es famosa en el barrio, porque le retiraron en el hospital de La Paz todo el aparato digestivo, que ahora lleva en un talegón de plástico. La hicieron un trasplante barato, como se lo hacen a tantos miserables. Si han venido a ver estos infiernos, no se librarán de sobresaltos. -Sí, señores, me destrozaron, y milagro fue que me dejasen viva. Me dejaron con cintura de avispa y pudiéndome tocar la espalda por delante. Ya ven ustedes qué miserias y qué desgracias en el infierno delos pobres. No crean ustedes. No da asco, parece un gato pelado que duerme lleno de palpitaciones. No obstante, el libro se hace tremendamente largo.

hace 9 años