Creo que esta es una de las historias de amor más puras, tiernas y, al mismo tiempo, realistas, que he leído. La historia de Annie y Liza es preciosa, ver cómo su amistad se va transformando y viven esos momentos mágicos que lo cambian todo es algo precioso. También hace que te duela por dentro, ya que la historia comienza con Liza escribiéndole una carta a Annie, a la que lleva tiempo sin ver, así que sabes que en el presente de la historia están separadas. Eso hace que no puedas parar de leer para conocer qué las ha llevado a esta situación, aunque de por sí el libro ya te atrapa con su narrativa. La pluma de la autora es preciosa y el título creo que refleja a la perfección lo que encuentras entre las páginas del libro. Mientras lees estás en la cabeza de Liza, que no puede parar de pensar en Annie, pero, lejos de ser algo pesado, cada una de las frases y reflexiones que tiene la protagonista es preciosa y hacen que quieras que estén juntas para siempre. Es un amor profundo y puro, de los que deseas tener para ti misme. Algo que me ha sorprendido mucho es el momento en el que se publicó el libro, y comprendo lo importante que tuvo que ser en su época. Aunque libros actuales creo que abordan mejor temas como la homofobia que se puede sufrir ahora por ser una pareja gay, pienso que este libro es el reflejo de una época cargada de prejuicios y en la que todo era todavía muy nuevo y, a pesar de todo, el amor es capaz de todo. Una bella historia que refleja el amor antes, ahora y siempre. Irbis.