Una novela que no te dejará indiferente. Una historia que te lleva hasta lo más profundo de la mente humana, para descubrir el límite de los sentimientos y las emociones a través de los ojos, las palabras y los dibujos del protagonista. Es complicado dar una opinión sobre esta historia sin contar la trama. Así que hay aspectos que resaltaríamos que se van a quedar en el cajón, para que aquellos que leáis estas líneas tengáis el placer de descubrir la historia poco a poco, al igual que hemos hecho nosotros. Así que solo vamos a contar lo justo e imprescindible para que os hagáis una idea de conjunto sobre la novela. Matthew Homes vive una tragedia terrible cuando es pequeño que lo marcará para siempre. Conocemos este hecho nada más iniciar la lectura, sabemos que perdió a su hermano Simon, un chico especial con síndrome de down, pero no vamos a saber las circunstancias hasta el final de la novela. Esto da pie al relato de Matthew, que al cabo de unos años, nos va a contar sus vivencias dando constantes saltos en el tiempo y el espacio. El relato, narrado en primera persona, es desgarrador, desnudando los pensamientos y los sentimientos del protagonista en cada una de las líneas. El lector sin apenas percibirlo va a ir penetrando en la mente de Matthew para formar parte del caos del propio protagonista, que incluso en varias ocasiones pregunta directamente al lector sobre los hechos. Es meritorio el tratamiento que hace el autor de todos y cada uno de los personajes que aparecen en la novela, aún más siendo su opera prima. El tema que aborda es difícil y no cae en tópicos, ni en un discurso melodramático. Muy al contrario fomenta la empatía del lector por los actuantes en la historia. También nos gustaría destacar la cuidada edición de la novela, donde se alternan distintas tipografías del texto que ayudan a situar el momento y la acción. En definitiva, se trata de una novela muy recomendable, para saborearla y leerla despacio. No es una lectura sencilla, no por el lenguaje empleado o los saltos en el tiempo, sino por la carga de sentimientos que lleva implícita. Hay que "tomarla" a pequeños sorbos y disfrutar lentamente de la historia para poder asimilar el lirismo de las palabras y la profundidad de los sentimientos que expresa. (Núria García – Quelibroleo.com, 29 de abril de 2014)
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