Escogí esta novela gráfica un poco al azar, al hojear las ilustraciones, pues no venía ninguna sinopsis en ella. Al leerla he descubierto que la autora narra retazos de su propia vida, escenas cotidianas en casa, con su familia o en el trabajo. El día a día con su hija, Xia, de cinco años, y los cambios de estado anímico de la narradora, a causa del trastorno bipolar que sufre, son una constante en la novela.
Al principio puede sorprender porque la historia no se desarrolla de manera lineal, sino que se diría que va saltando al son de los recuerdos de la protagonista. Pero, tanto a través de los dibujos como del texto, Keiler Roberts plasma sus pensamientos con gran naturalidad; en ese sentido, me ha parecido una obra personal, honesta y expresiva, que nos muestra fragmentos de su manera de ver la vida.
Me han gustado también las viñetas, que son dibujos sencillos, formados por líneas en negro sobre fondo blanco, sin color (a excepción de la portada y contraportada).
Una lectura que creo que puede gustar y recomiendo, en especial a los lectores de novela gráfica a los que les gusten los libros de estilo personal o autobiográfico.