La separación de las cátedras de griego y de latín en el seno de la universidad perpetúa el mito de una distinción, incluso de una oposición, entre «,Grecia», y «,Roma»,. Sin embargo, el Imperio llamado «,romano», fue en realidad grecorromano por más de una razón. En primer lugar por la lengua: sin duda la lengua vehicular que se practicaba en su mitad occidental era el latín, pero lo era el griego alrededor del Mediterráneo oriental y en el Próximo Oriente. Igualmente, la cultura material y moral de Roma surgió de un proceso de asimilación de esa civilización helénica que comunicaba Afganistán con Marruecos. Por último, el Imperio era grecorromano en un tercer sentido: la cultura era helénica y el poder romano. ésa es la razón por la cual los romanos helenizados pudieron continuar creyéndose tan romanos como lo habían sido siempre. El presente volumen sugiere una visión de conjunto y un análisis certero de esa primera «,universalización», que constituye los cimientos de la Europa actual.