Benavente, 1886. A Rafael Mejía la vida le sonríe. Es un hombre de éxito, joven, atractivo y arrogante, y acostumbra a conseguir lo que quiere en un abrir y cerrar de ojos, tanto en los negocios como en el placer. Valentina, la humilde empleada de una posada de dudosa reputación, será su siguiente v...