Fue el gran samurái Akechi Yukimura, defensor del Emperador, quien encontró al bebé entre los restos calcinados por el ataque de los bandidos. El niño tenía los ojos muy redondos; unos ojos como nunca había visto, y su piel, un tono pálido que le pareció insano. Sí, era un niño extranjero, y sin emb...