Es el primer libro que leo de Marta Sanz y siento decir que me ha decepcionado bastante, sobre todo tras haber escuchado una entrevista a la autora que me había gustado, tanto cómo hablaba como lo que contaba sobre el libro.
No es una novela al uso y es difícil englobarla dentro de un género concreto. El libro lo forman textos variados organizados en fragmentos cortos, en general a modo de anotaciones en un diario personal, entre los que se intercalan puntualmente otros formatos: cuentos, correos electrónicos... El nexo que los une es cierto dolor desconocido que siente la protagonista y que le provoca todo tipo de reflexiones y cierta angustia latente a lo largo de las páginas. Entre visitas médicas en búsqueda de un diagnóstico la autora aborda múltiples temas, la enfermedad, el dolor y sus síntomas, la menopausia, el paso del tiempo, la precariedad laboral, sus viajes de promoción...
Me da la sensación de que el libro está escrito para paliar ese dolor fantasma tan mencionado; además, según la propia autora no es una obra autoficcional, sino propiamente autobiográfica, y puedo empatizar con el contenido pero no me ha gustado la forma. Es un trabajo introspectivo e intimista que personalmente no me aporta nada. Me parecieron interesantes las 30-40 primeras páginas, quizá por la novedad, pero el resto (tiene 200), me resultaron monótonas y aburridas, no sólo por el exceso de hipocondría de la protagonista sino por el derroche de palabras, por la verborrea plagada de pensamientos inconexos y el darle vueltas a todo una y otra vez sin llegar a nada. Se vale además del recurso de usar frases cortas, que si bien en otras lecturas me ha parecido acertado, aquí es más bien un generador de ideas deslavazadas y desordenadas. Me costaba avanzar y estuve a punto de abandonarlo en varias ocasiones. En mi opinión le falta algo que lo haga literariamente atractivo, además la prosa aparentemente poética de la autora apenas logra transmitir nada. En fin, que a mí no me ha gustado.
hace 6 años
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