El odio es el patito feo de las emociones. Un ejército de 'coaches' motivacionales nos han reprimido con sus sentencias vacías. Hay que reír, hay que llorar, déjalo salir, déjalo entrar y así crecerás [sic], el cielo es el límite. Eso sí, nada de rabia, nada de ira y nada de cólera. Lo de exterioriz...