Monsieur Bibot, el dentista, recibe con enfado dos higos como pago de una mujer pobre que le dice que esas frutas pueden hacer sus sueños realidad. Esa noche, antes de dormir, Bibot se come uno de los higos, que resulta delicioso. A la mañana siguiente, saca a pasear a Marcel, su perro, que no vive...