Ya se sabe que si hablas con Dios eres religioso, pero si Dios habla contigo, estás loco. Seres al borde de la desesperación dirigen sus cartas a Dios. En una tradición judeocristiana como la nuestra no puede esperarse otra cosa. El planteamiento (ayúdame Señor en este mal trago) no sería novedoso e...